EVALUAR EN LA LENGUA DE NUESTROS ESTUDIANTES
Prof. Int. María Cecilia Pérez
APASU – Octubre 2011-
Cuando me
invitaron a participar de estas jornadas se generó la duda en qué mesa ponerme,
si con las intérpretes o con los docentes. Acordamos que era lo mismo .Desde
dónde hablo: como intérprete o como docente. Estos dos roles bien diferentes se
conjugan en mi y en mi práctica cotidiana. Soy una docente privilegiada ya que
desde mi rol de intérprete participo en clases de distintas asignaturas y veo las propuestas los aciertos, los errores y
intento incorporar lo que observo en mi práctica docente. Hablar de evaluación
desde la mirada del intérprete es hablar de propuesta que otros hacen y como me
interesa referirme a la propuestas que realizamos al evaluar hablaré más como
docente de Literatura.
Quiero plantear un tema que considero relevante en la educación de los
sordos que es la forma en que los evaluamos atendiendo a las lenguas
involucradas en una educación que pretende ser bilingüe. Todos hemos participado
en reuniones docentes en que nuestros estudiantes tienen muy buenas notas en
algunas materias y muy insuficientes en otras, evidenciando los diversos
criterios que se ponen en juego al momento de definir una calificación, de
evaluar a nuestros estudiantes. Seguramente entran en juego nuestros
preconceptos, y por qué no prejuicios, nuestra imagen de la sordera y del
sordo. Entiendo que este tema
es un tema estructural de estas experiencias, que implica una concepción de
nuestros estudiantes, de su educación y de su lengua.
Pienso que la evaluación a
estudiantes sordos debería suponer una reflexión respecto a las lenguas
implicadas en el aula. El tipo de propuestas que realizamos refleja la visión
que tenemos acerca del otro: en este caso: estudiante y sordo.
Independientemente de si se da o no una reflexión previa por parte del docente
acerca de las lenguas implicadas y lo que implica ser sordo, la práctica de
evaluación siempre refleja y evidencia claramente los supuestos pedagógicos a
lo que el docente adhiere o cree.
Desde un propuesta pedagógica
bilingüe ( no me voy a detener en las definiciones de bilingüismo y sus
alcances, simplemente acordemos que en nuestra clase participan dos lenguas y
que nuestros estudiantes usan, en diferentes contextos y con diferente nivel de
competencia, las dos lenguas) debería existir un espacio curricular,
fundamentado que integre la evaluación en lsu.
Creo que es un derecho de nuestros estudiantes, en tanto los reconocemos
como hablantes naturales de la lengua de señas, es una obligación de los
educadores generar ese espacio. Instaurarlo es ser coherente en nuestros
discursos de una educación bilingüe y de nuestro reconocimiento a su lengua, y
es también una forma de explicitar ese reconocimiento, valorándola como lengua
de evaluación, transmitiendo también a nuestros estudiantes el valor de su
lengua
Cuando propongo la
necesidad de evaluar también en LSU no me refiero a complementar una evaluación
escrita en idioma español, a través de preguntas, referencias o profundizaciones
en la lengua de los estudiantes. Esta instancia forma parte de la evaluación en
su segunda lengua y es una instancia fundamental para que el docente pueda
corroborar su comprensión del texto escrito por los estudiantes. No desmerezco
esa práctica, al contrario la considero relevante pero es necesario explicitar
que eso no constituye una evaluación en LSU. Generalmente esto lo
realizamos el día de la devolución, a la clase siguiente. Si la producción
escrita en español me generaba dudas en la corrección preguntaba a los
estudiantes en lsu qué habían querido decir. De esta manera la lsu sirve para aclarar la comprensión de los
textos escritos en idioma español,pero muy pocas veces los estudiantes logran
enriquecer sus respuestas ya que se han olvidado de lo estudiado y ni siquiera
recuerdan lo que escribieron.
Evaluar en LSU es hacerlo desde una
consigna que no implique la lengua escrita. Voy a referirme brevemente al tipo
de propuestas pero me interesa detenerme en
cuáles han sido los beneficios que he percibido luego de dos años de
implementar instancias de evaluación en LSU.
Siempre que propongo una evaluación
en LSU la propuesta es planteada con
anterioridad, generalmente consiste en la elaboración personal de textos en lsu
que contengan determinados contenidos vistos en clase, o en la creación literaria atendiendo a ciertas reglas que
deben respetar de la consigna o en la presentación de un tema. Es necesario que
lo preparen en sus casas, que los practiquen para poder decirlo el día de la
prueba, y que lo presenten en clase
siendo filmado para registrarlo. A veces
es el desarrollo de un tema, al análisis de un aspecto de la obra: simbolismos
en el cuento “Rodríguez”, relación antitética entre dos personajes, explicitar
la diferencia entre argumento y tema ejemplificando en los textos trabajados en
clase.
Los estudiantes
que se preparan para la exposición de
trabajo, están nerviosos revisan permanentemente esquemas que ellos han
formulado. Yo no les había pedido que usaran la escritura, sin embargo
naturalmente la habían necesitado para registrar un orden que debían mantener
ya que no era lo mismo empezar de cualquier manera u olvidarse de algo. Usaban
la escritura por primera vez en clase de forma autónoma y significativa cuando
dejé de exigírselas.
Además esta propuesta evidenció que la comprensión no estaba dada
solamente por el conocimiento que tuvieran de Idioma Español, aquellos que
lograron expresarse a través de la lengua escrita y no habían practicado en lsu
por pensar que era una consigna fácil no obtuvieron buenos resultados. También
algunos de ellos que siempre se escudan en su dificultad del idioma español
experimentaron que la ausencia de estudio se evidencia también cuando hablan en
lsu. Por suerte la mayoría asume con responsabilidad la consigna y logran trabajos realmente complejos.
Quiero contarles mi experiencia en el momento
de la corrección:
La corrección
es colectiva y ellos lo saben desde el planteo de la propuesta, todos lo vemos,
y luego comienzan los comentarios : son verdaderas clases de literatura, se
corrigen, se evidencia la falta de estudio, se corrigen los errores y se
aprende dialogando y yo logro visualizar lo que saben que siempre es mucho más
de lo que creía. En las instancias de
auto valuación, como todos los estudiantes
son más exigentes que nosotros Cuando me toca mi turno, hago precisiones
generales, me detengo cuando hay un error y escribo en el pizarrón; falta
desarrollar qué falta. Incompleta, no explicas, muy confuso, no respondes la
pregunta y un sin fin de frases hechas que tenemos lo docentes para corregir y
que nuestros estudiantes no entienden cuando con suerte las leen. Sin embargo
este tipo de referencias se volvieron significativas en las siguientes
evaluaciones escritas ya que ahora sí comprendían qué querían decir esas
correcciones. Es un detalle menor, una nimiedad quizás, pero que considero
relevante. Todos los que han tenido que corregir un trabajo escrito de un
estudiante sordo saben que no es nada fácil, qué poner, dónde indicarlo para
que lo entienda. En las siguientes instancias de corrección en lsu, eran ellos
lo que ya directamente en sus comentarios decían: incompleta, falta desarrollar
etc.
Como docente
bilingüe hablo la lengua de mis estudiantes, pero entiendo que aquellos
docentes que no conocen la lsu, pueden evaluar en lsu sin ninguna dificultad,
es necesario un trabajo colectivo con la intérprete, porque sólo un hablante de
su lengua es capaz de percibir y discernir cuando hay una apropiación del
conocimiento, que se expresa a través del lenguaje, y cuando un discurso
memorístico, basado en un dactilológico vacío de contenido, aunque muy bien enunciado y fácilmente
traducible “bimodal”.
Cuántas veces hemos escuchado a
Alisedo hablar de la necesidad de un tiempo especial, no ganamos tiempo
reduciendo contenidos o seleccionando temas para ellos. Necesitan otros
tiempos, porque no llegan al liceo en las mismas condiciones que los
estudiantes oyentes y además porque es
una educación bilingüe, hay dos lenguas necesitan sus espacios definidos.
Evaluar también en LSU me exige tiempo, tiempo de filmación, prever todos las
posibles imprevistos tecnológicos: baterías, que estén los enchufes que estén
los cables, que la cámara esté disponible, grabarlos, bajarlo, guardarlo,
corregirlos.
Para terminar
- Entiendo que los estudiantes sordos deben ser
evaluados también en lengua de señas. Quiero ser bien clara, para que no
se entienda mi planteo como la búsqueda de una educación de sordos para
sordos, diferente, en la que se prescinda de la lengua mayoritaria de la
comunidad oyente. En absoluto creo que podemos dejar de enseñar, de exigir
y de evaluar en español escrito ya que es a través del conocimiento de
esta lengua que todos, sordos y oyentes, podemos acceder autónomamente a
la información. La lectura y la escritura son prácticas sociales que
vehiculizan poder y conocimiento, por lo que su enseñanza a los sujetos
sordos es relevante para una verdadera integración a la comunidad
mayoritaria Las experiencias en el liceo 32 y liceo 35 que se denominan
bilingües y biculturales deben introducir instancias significativas de
evaluación en la lengua de los estudiantes, es decir en LSU.
2.
Creo que es necesario generar
espacios en que ellos usen su lengua para expresar su conocimiento, cuánto más
uso de lengua mayor desarrollo léxico esta lengua va a tener, no
el de los intérpretes, sino en el uso de ellos mismo hablantes de su lengua.
3.
Por momentos percibo que
podemos caer en una falsa oposición, así como hace 15, 20 años hablábamos de
lsu o lengua oral, pareciera discutirse a veces si la lsu o el español, creo
que esa discusión sólo llevaría a empobrecer la educación de los estudiantes
sordos, Es necesario y urgente generar materiales en lsu pero tampoco podemos
traducir el mundo. Incluir la evaluación en lsu de forma comprometida,
responsable y fundamentada no significa
excluir las evaluaciones escritas en su segunda lengua. Significa crear
un espacio nuevo que estoy convencida, generará cambios positivos en nuestras
prácticas cotidianas en el salón de clase.